lunes, 13 de mayo de 2013

Target III

Una ballesta atravesando el cuerpo de un pingüino,
tu ojo siempre me persigue

El mar es un pecado
un triste pecado,
y todos tus peces vienen por mis pies
como un cardumen de manos
buscando el eje de este puzzle

Sucede acá y al norte, en el cielo.
Cada trozo de mundo se puede leer
en una hoja caída del árbol
 o en la taza fría de un café 
ante los ojos de los ciegos

La noche hace de huésped, 
hace de casa,
y hace también de útero
 para el estallido de los gritos
que tu almohada esconde.
Todo este liquido amniótico,
en cambio,
es colirio y es luz
para la sed de mis ojos

Ya tu hora cuelga de una soga
 y es una hora muerta.
Tiene la boca torcida,
porque el silencio como arma
es la espada más mortifera
y siempre,
siempre
acierta

Cuantas veces has de volver a la herida
 en tu papel de visitante
o de lejana anfitrión?

No busques más su nombre por mi barrio,
yo celebro la muerte en cada rincón de cada mesa
donde juego a la huérfana con el diablo
y a cada vuelta de párpados
  mi luna es Valencia.

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