Cómo extraño sentirme viva
bajo la lumbre de sus gafas.
Ese milagro de espejo,
de recobrar mi silueta
en el ruedo audaz de una metáfora
La velocidad del invierno
va sacando la ropa afuera
y deja mis pies al desnudo de la carretera
donde mi nombre se extravía
Sigo aquí,
sentada en la banquina
como si le fueran a crecer señales
entre mis sandalias
Con los ojos inclinados
sobre las manos congeladas
presencio la fractura
de mis lágrimas de iodo
en la cara visible de los glaciales
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