miércoles, 23 de octubre de 2013

Jardines exigentes

Nada hay en mí
de extrañas flores
Soy ese jardín
al que no asisten niños,
ni aves,
ni las migas que le arrojan los ancianos
para vaciar sus tardes.

Se va apagando el poso de mis verdes
y duele tanto o más
que la nostalgia de un azul
y sus amarillos en la distancia.

Nada hay en mí
de extrañas flores
solo esta libertad de jarra
con un agua de tan inmóvil
tan inservible.

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