domingo, 24 de julio de 2011

Doblecara


Me he quitado las manchas
con el trapo hùmedo
del que hubieras bebido
esa porciòn de mì
que llueve sobre tus hombros.

Sobran las gotas
de cada una de mis miserias,
donde mojo mi cabello
con una demencia
tan ciega como vidente.

Me has hecho compañia
detràs de mì,
por cada lado,
y hasta por debajo.

Ir de tu mano es llegar a la casa
donde las puertas no tienen nombre
donde los umbrales te celebran
en la figura inquieta
que dejas caer sobre los muros.

Me he quitado la ropa tantas veces
que mi desnudez
ha sido un juego de lìquido poema
donde la palabra toma
la forma de mi silueta
y hasta el color de las figuras ocultas
que hay debajo de mis ojos.

Esta invisibilidad
que recorre cada rincòn donde habito
cuando hùmeda de versos vencidos
me acobardo y huyo
a buscar mis medias.

Has llegado a entrar en mi cabeza
y cada letra que arrojas fuera
es porque no quieres mujer
que me haga daño.

Mi amiga,
mi hermana,
mi tìa,
esa misma yo,
que me escribe.

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