lunes, 26 de diciembre de 2011

Que de tanto ni tampoco

Que aturdimiento esto
de ir con la misma actitud que un caballo sin boca
presumiendo un enjambre de libélulas de fiestas
en esa bolsita de celofán repleta de espermas luminosos

Tanta es la lluvia en los cascos, que resbalan las veredas
Tanta es la pereza en las ojeras, que florecen piedras debajo de los lentes.

Que atropello esto
de tragar un rayo para iluminar la entrada del estómago
y dejarlo a nudo, mudo, tirante como un elástico

tanto es el hambre que lo único que pare es el vacío
tanto es la lengua vacante que ya habita el desempleo en la garganta.

Que arrogancia esto
de decir locura, y llenarla de pájaros.

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