Me ato a la revolución de mi cocina
y voy buscando mis medias
para cubrir mi desnudez
llevo la cara intacta
al abrir la vista al ciclo
y comprender el cielo
en un trozo de papel
me amarro a la vida
con la musica de una gota
o la libre sinfonía de los grillos
y así,
desprolija,
con el pelo lleno de viento
y una primavera subida a mi piel
presiento el ligero perfume
de la muerte nueva,
aparcando su presencia
a la verde superficie
de mis ojos.
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