domingo, 27 de mayo de 2012

Conclusiones


 Vale una noche de jazz para cambiar el ritmo de las cosas. Mis amigos son magos, saben sacar conejos de mis galeras. Una tortuga es el fiel reflejo de la posteridad.  Mi corazón despierta el rumor de las piedras, pero no sus músculos. Deberé apurarme antes de que Coghlan muera.  Las hormigas de mi cuerpo, insisten en repetir que la tarde se limpia una vez que el sol cae.
 Voy ahora por mí, a la vuelta de Lebreton y Plaza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario