lunes, 11 de marzo de 2013

Rutinas

Cada vez que senté
mi cuerpo frente a él,
tendí mi corazón sobre la mesa
como un pez fuera del agua

"La vida es una putada
lejos de aquí", pensaba yo,
mientras sus ojos
recorrían el pulso de mis labios
al dibujarle esa isla
donde poner a aparear sus monos

Hoy, en esta mesa vacía
las migajas de un pan,
obsequian a mis ojos la llave
para abrir mi costilla de peceras

Del otro lado de alguna mesa
él recoge los residuos
de un día más,
atravesado por las sombras.

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