Echale un ojo a mi cama de escorpión,
el antídoto a tus desventajas
es la altura de mis piernas.
Abre el abanico de mis sábanas
como un presagio de gitana,
y todas las manos te dirán lo mismo
Siempre habrá de haber
la improvisada música de un cascabel
a la espera de la imprudente aparición
de tus retinas.
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