viernes, 19 de abril de 2013

Otoñada memoria

Se me cae abril encima
y comienza el martirio de lo pájaros
El cielo se viste
con su traje de plomo
y una lluvia de luto
recorre la cara herida
de los árboles.

Hay un jardín que no visito
que apenas conoce mi espalda
la forma en que la cintura se me hunde
hacia mi útero de cueva.

El grillete y sus alaridos, vienen,
el ojo que llora mi pie, lo ha visto,
la belleza rota de una página rota, lo dice.

La sal que vierto sobre la mesa
 dibuja dos oes,
tonta yo pretendiendo se cierren
como un círculo perfecto
hacia el infinito.

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