Ya son las doce en el reloj,
un viernes sin tregua
se sube a mis hombros
como si no entendiera
que aún mi cuerpo transita
con los huesos de ayer
que aún mi cuerpo transita
con los huesos de ayer
Lo que debo conservar
lo llevo en un listón
atado a un dedo
atado a un dedo
para no olvidar quien fui
al nacer la hora temprana,
al nacer la hora temprana,
y quien seré al morir
a la hora exacta
en que la luz detenga
su insoportable exigencia
en que la luz detenga
su insoportable exigencia
de fabricarme insomnios
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