Toda la casa me pesa
en el umbral de mis horas salvajes
Son los aplausos de la puerta
y la velocidad en responder
de los picaportes
Es el discurso del ladrillo
frente al llanto en las ventanas
Toda la casa me pesa
pero sobre todo, me pesa la mesa
El triángulo que escribo con los platos
a la lectura entrelíneas del mantel
después de las 10 pm.
La sobriedad del ambiente
ante la taza que aún me duele
La luz rota de los jueves
durante el fatídico anuncio
de tu silencio.
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