Anochece y las ruinas se agigantan,
dime que ves cuando ves,
y mis ojos se quedan sin sueños
Anochece en las lunas concéntricas de mis ojos,
Eclipses de luna
desmayados sobre el mar
Reúne tus dudas en un recuerdo,
Tórnalo amnésico y házmelo llegar
con una mirada tuya soñada de perfil
No me queda otra visión
que la música lenta de las naranjas
En cada nota hay un nombre que no recuerdo,
pero a mis manos caen,
una a una tus iniciales
No quiero soltarlas
solo bailar despacio
todas las vidas, todas las muertes,
con cada una de ellas
y conservarlas,
hasta comprender
que existo en vos
como poema en suspenso
Anochece azul
y tus lunas jadean,
Es la hora de los instintos,
Me vienes al paladar en flujos
como notas en calma
Vestida de luces,
Arañada por sombras
Anochece en los bordes
de tu pendiente huérfano
Y ya no recuerdo iniciales,
Solo la carne turbada
Y el rincón sombrío de ti
donde amanece más temprano
Anochece,
y de este lado de la cama
mi noche se va comiendo a tu noche
Dame un desgarro de luz,
una extraña ruta para reanimarme.
Un sabor a anís y pomelo
que se haga aguja en las encías,
una torsión de músculos
para el ángulo invisible de las mitades.
Dame la rotura de una risa
enferma de cordura y cascabel,
un recuerdo fresco, que no exista
Dame las líneas de tus manos
sobre mis años
y el puente de tus tobillos
sobre mi sien de equilibrista
Ven a la cuna y al hacha, ven al paladar
Dime solo aquello
que quiero escuchar
una vez
y hazlo perdurar
como eco a miel
en la terquedad de las salivas
Anochece,
Y en el valle
la batalla se perdió sola,
Sentí el invierno como un escalofrío húmedo,
Hasta que te abriste como el pulmón de una flor marengo,
Es terca la miel de tu saliva,
No sube el tono de tus muecas,
Pero me endulza el paisaje de la lejanía
Anochece en cada esquina
de este paisaje de guerra,
Anochece incluso detrás de tu sonrisa
donde se amotinan las sombras
porque no les permites la vida
Ojos como anillos olímpicos
como perfumes sedados
que se cierran sobre mi hombro
A recitar el coran en versos de costado
Anochece,
Y no me alcanza la noche
para soltarte las banderas
Quiero reclinarme a tu plegaria
a perfil desnudo
y celebrar tu credo
Dame tu ojos de fusil
y cerciórate de cerrar las señas
Quiero perderte en el motel
donde van los sueños a reencontrarse
Lejos de tus pies, cerca de tu pelo
sobre el verde menta y hierba
de estos ojos que no entienden de descampados
Ambrosía cuchilla de hiel,
asombro enfundado en cuero,
enroscada a mis venas
me clavas espinas de sarmiento
en el envés del corazón
Anochecen las mañanas
en el sin vivir de la espera
Ortigado por la pasión,
entre brotes de calentura,
designios boquiabiertos
con la corteza expuesta
sangrando pasión furtiva
Caminos infinitos alrededor de la linea de tus labios,
anochece allí donde los marcas.
Melodías quejumbrosas de trompeta,
labios de terciopelo,
lirismo de muerte y duda
Me pareció que conduje hasta la extenuación
sobre los hielos y seudónimos de tus piernas
Anochece...
Improvisacion
cruda De Marcela Lokdos y Chema Lagaron
dime que ves cuando ves,
y mis ojos se quedan sin sueños
Anochece en las lunas concéntricas de mis ojos,
Eclipses de luna
desmayados sobre el mar
Reúne tus dudas en un recuerdo,
Tórnalo amnésico y házmelo llegar
con una mirada tuya soñada de perfil
No me queda otra visión
que la música lenta de las naranjas
En cada nota hay un nombre que no recuerdo,
pero a mis manos caen,
una a una tus iniciales
No quiero soltarlas
solo bailar despacio
todas las vidas, todas las muertes,
con cada una de ellas
y conservarlas,
hasta comprender
que existo en vos
como poema en suspenso
Anochece azul
y tus lunas jadean,
Es la hora de los instintos,
Me vienes al paladar en flujos
como notas en calma
Vestida de luces,
Arañada por sombras
Anochece en los bordes
de tu pendiente huérfano
Y ya no recuerdo iniciales,
Solo la carne turbada
Y el rincón sombrío de ti
donde amanece más temprano
Anochece,
y de este lado de la cama
mi noche se va comiendo a tu noche
Dame un desgarro de luz,
una extraña ruta para reanimarme.
Un sabor a anís y pomelo
que se haga aguja en las encías,
una torsión de músculos
para el ángulo invisible de las mitades.
Dame la rotura de una risa
enferma de cordura y cascabel,
un recuerdo fresco, que no exista
Dame las líneas de tus manos
sobre mis años
y el puente de tus tobillos
sobre mi sien de equilibrista
Ven a la cuna y al hacha, ven al paladar
Dime solo aquello
que quiero escuchar
una vez
y hazlo perdurar
como eco a miel
en la terquedad de las salivas
Anochece,
Y en el valle
la batalla se perdió sola,
Sentí el invierno como un escalofrío húmedo,
Hasta que te abriste como el pulmón de una flor marengo,
Es terca la miel de tu saliva,
No sube el tono de tus muecas,
Pero me endulza el paisaje de la lejanía
Anochece en cada esquina
de este paisaje de guerra,
Anochece incluso detrás de tu sonrisa
donde se amotinan las sombras
porque no les permites la vida
Ojos como anillos olímpicos
como perfumes sedados
que se cierran sobre mi hombro
A recitar el coran en versos de costado
Anochece,
Y no me alcanza la noche
para soltarte las banderas
Quiero reclinarme a tu plegaria
a perfil desnudo
y celebrar tu credo
Dame tu ojos de fusil
y cerciórate de cerrar las señas
Quiero perderte en el motel
donde van los sueños a reencontrarse
Lejos de tus pies, cerca de tu pelo
sobre el verde menta y hierba
de estos ojos que no entienden de descampados
Ambrosía cuchilla de hiel,
asombro enfundado en cuero,
enroscada a mis venas
me clavas espinas de sarmiento
en el envés del corazón
Anochecen las mañanas
en el sin vivir de la espera
Ortigado por la pasión,
entre brotes de calentura,
designios boquiabiertos
con la corteza expuesta
sangrando pasión furtiva
Caminos infinitos alrededor de la linea de tus labios,
anochece allí donde los marcas.
Melodías quejumbrosas de trompeta,
labios de terciopelo,
lirismo de muerte y duda
Me pareció que conduje hasta la extenuación
sobre los hielos y seudónimos de tus piernas
Anochece...
Improvisacion
cruda De Marcela Lokdos y Chema Lagaron
Hay muy buenas imágenes, aunque la hechura de-a-dos muestre la trama: ¨...Dame tu ojos de fusil/ y cerciórate de cerrar las señas...¨. ¡Gracias, poetas!
ResponderEliminar