miércoles, 21 de agosto de 2013

Foráneas inmediaciones

A veces busco una entidad
en los ruidos de las sillas
cuando la noche se acomoda.

Y comienzo a hablarle
de los libros dormidos,
de las manzanas que se apagan.

Le hablo también,
de la carta que dejé bajo su almohada
por no poder pronunciar
el temblor de estos labios
cuando los besos en la frente

A veces me recorre una entidad
cuando la noche se acomoda
como una astilla
en lo hondo de los desgarros

Y solo se me ocurre hablarle
del techo como un obstáculo
a esta altura de la lluvia
cuando afuera aparenta
a duras penas seguir lloviendo.

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