No me toques las manos,
no quiero que la muerte
se te pegue a los dedos.
Tiempo atrás
daba lo mismo creer
que la vértebra
que la vértebra
prisionera la sangre,
que el humo
verdugo el río de los flujos rotos.
verdugo el río de los flujos rotos.
No me toques las manos,
llevo a la muerte
impregnada a mis dedos.
Esto de decir fenómeno,
qué absurda manera de llamarlo.
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