Al oeste de mis cabellos
una celebración de ángeles de fuego,
el punto cardinal de las velas y las llamaradas
Al sur, el rigor del hielo
la desesperación en el ojo de un pingüino
tras el silencio de la raza
Al este, la multitud,
el individualismo roto
en estricto equilibrio de las manifestaciones
Al norte, vos
siempre vos, tan inalcanzable.
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