y quien no intenta
llevar la mano por encima del hombro
y dar una vuelta de pañuelo
a cada despedida
y sus resabios
y quien no busca
llenar con besos
la comisura del espejo
y reir,
quebrando al margen
las propias desventajas
y quien no quiere
una cama perversa
y dos corazones como puzzle
para un nudo marinero
y quien no dice
querer querer, queriendo
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