He logrado mentir tiempo
poniendo el reloj boca abajo
He asumido la tristeza de una flor
en un jarrón repleto de su cadáver
He desafiado la desesperación
en el ojo inmóvil de una muñeca
He vivido el privilegio de los pies
en el beso de los infiernos
He contado mis dedos
y perdido la cuenta de mis manos
He aprendido, la herida del mundo
es agua y nada más que agua
He muerto una vez
y tantas veces como pude.
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