He vuelto a sentarme
en la misma silla,
la misma distancia
Antes mis zapatos solian llorar,
ahora no me quedan mares en los agujeros
Todo este blanco da un frío ensordecedor
la pared al frente me lo recuerda.
Ay la muerte y sus miles de rostros
no en la luz
sino en lo hondo de mis ojos
Hoy no me pidas un poema de amor,
no hay nada a mi alcance
que se le parezca
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