Frida es el dolor de una cama,
tragedia de fantasmas sin vientres
duermen en los matorrales de sus trenzas.
Mural que llora tranvías ciegos
y un ombligo gigante con pelusas de veneno,
se anudan en el entrecejo
de su Europa lastimada.
Ella lleva una corona de calas
en el ojo de su pubis,
palpa la muerte y le sonríe
un jardín de monos sueltos.
Mujer paloma que vuela
en la agonía de sus pinceles
En todas sus Fridas de espejos violados,
es ofrenda de médula púrpura
racimada de clavos,
dispuestos en cruz.
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