domingo, 15 de mayo de 2011

Noctàmbulo y Vagabundo


Hay un carruaje sentado
sobre los metiches
al final de un beso.

Una mùsica rota gira inquieta
en un disco de plata
y los peces se cuelgan del cartel que vi.

El techo es la entrada de las siete letras,
cuando los vidrios se comen a la luna
cuando cae el frìo a cuentagotas
con sus ruidos inmunes
sobre la noche cruel.

Realizado junto a mi hijo. 

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