De aquí al lugar
donde nuestros rostros en llamas
han de pasar la noche
contemplando su figura
como una ceremonia
en que la cadena silenciosa
mueve la intriga de los pasillos
y en la que tu nombre
no es màs que un golpe
detràs del viento.
Venimos de la urgencia,
del polvo y la ceniza
vamos hacia el inicio,
la estrella,
el incendio de los cielos.
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