Soy la mujer
que sabe desnudarse
desde adentro,
la que conoce el sabor del beso
en el pubis de la cordura
Poseo una casa de cenizas
dos pares de manos hormigas,
un cigarrillo en su esqueleto
el talón de los inocentes
cada disparo es un encierro
del que perdí la llave
y tampoco hay puertas ni umbrales
solo el filo del colmillo
donde ubico mi desvelo
Que un ángel
les enseñe el color de mis rodillas
es el ùnico anhelo que llevo,
y morir mi aliento sobre sus nucas
en la noche salvaje
en la noche vencida de grillos
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