Sobre el perchero
dejo colgada mi lucidez
junto a mi ropa,
y me voy desnuda
ebria de paraguas y pinceles
Buenos aires llora,
mi cara fractura su llanto,
mi boca lo bebe.
Una herida húmeda
con la forma de un beso
se desliza sobre mis mejillas
y mi voz se llena de colores.
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