Trastabilla con mi cintura,
muchacha que tararea
la circunsferencia del lenguaje
Mira mi vientre seducido
y ese lento vaivén
con el que respiran mis costillas
Deja ya de eligir
la carcajada oculta
del detrás de tus espejos
Miéntele a mi muñeca,
dile que no hay más leche
y sólo besa mis libros
Mientras tanto,
me nutriré del traqueteo de tu máquina
al inventarle nombres a las sombras,
todo para vaciar
mi insaciable sed de noches.
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