Toda esta crisis de tocador
sucede
mis lágrimas en fila
una tras otra
como valientes paracaidístas
a la espera de su turno
para saltar,
al abismo de un lavabo
Toda esta crisis de tocador
sucede
mietnras los azulejos se ofrecen de testigos
para cada uno
de sus diez mil rostros.
de sus diez mil rostros.
Solo una boca colorada,
-la mía-
queriendo dejar huella
de un último beso
queriendo dejar huella
de un último beso
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