martes, 8 de octubre de 2013

Los gorriones se oyen tristes

Los niños son crueles
al mirarnos fijo,
cuando nos cuestionan
cada una de las divisiones.

Fui a buscarlo,
me esperó con un beso en la mano
y otro de alerta,
en la nuca desprolija.

Él me mira fijo,
y yo le hablo de gorriones
que ahora se oyen tristes.

La tarde se ocupó de salir
por la ventana.
Él ya no me mira;
me oye .

Con la noche descubro
a una tal Anna Karenina
haciendo parking
en mi bolso de mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario