Toda tu enfermedad me aturde
y no hay penicilinas para sosegar la incognita
Mi agua está perversa
Mi boca también
a veces no sabe quien es.
Esa espina es una lágrima en mi cuello
por eso las piedras
las puertas que construyo sobre mi espalda
Mi jarra está perversa
Mis manos también
a veces no saben reconocerse
el dolor de mi cara es la nieve
que dejas caer sobre mis uniformes
por eso el color violeta
el disfraz del invierno en mis nudillos
Todos tus alrededores me golpean,
tu enfermedad es la mía
desenredando incógnitas.
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