viernes, 21 de febrero de 2014

Irritante

Su almita frágil como la piel de un crío
recrea espasmos musculares a cada hora,
y deja sus penas aullando
sobre el frío del escaparate.

A veces la confundo con un insecto
que pretende romper el vidrio o suicidarse.

Nunca me nace abrirle una salida
sino arrancarle las alas.

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