La música de una llave
me abre el ojo
ahora me brota un océano
en cada una de mis mejillas
Doy a la fe
mis virgencitas,
una morena
como la que custodia a mi niña
en las noches de los escenarios
Doy al hambre
una multitud de desventajas
sobre una mesa sin límites
pero con pocas sillas
Doy al amor
mi amor,
este corazón que me excede
Te leo, loca dos. Te leo.
ResponderEliminarY me gustó tu poema, con su verso final: Este corazón que me excede.
Besos.
Tomás! besazo amigo!!
ResponderEliminar... en una mesa sin límites/ pero con pocas sillas... Adecuada visión de la existencia. Gracias, poeta!
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