Y yo creí
que conocía el juego del amor,
que le había tomado el tiempo
a los enroques de la vida
Y yo creí
que sabía desnucar a silencio
el rumor de parto
en los pasillos de los cortejos
Y yo creí
haber domesticado mi corazón
para vivir a jaula de mis costillas
Y yo reconocí
cuando me vi en sus ojos,
la fantástica contradicción
de mis creencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario