No es lo que moje el poema
sino su música la que estalla en la ventana
como una mosca prendida fuego
Ahora una pequeña muerte
se desliza boca abajo por el vidrio
dejando en su huella 
 la herida de un beso
Había subido yo a ver quien llamaba
y la escalera perdió su encanto
tras el último movimiento de mi pie
"No sé bajar" 
le dije a mi madre,
alguien supo como torcerme los tobillos
mientras este mundo
 se hacía añicos
debajo del espejo de los años
Edades, edades, edades,
todo es una colección de huesos 
con una leyenda como nombre 
para cada una de las décadas
Y yo no soy de tener
una batalla de femur sobre la cama
sino un jardín de huesos hechos de agua
Tal vez por eso
tuve que improvisar el último verso
y no romper el esqueleto
de mi insomnio acuático
 
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