Ves la inmediata reaccion del perro
cuando al llegar mueve su rabo
Y luego dice tu nombre
y el nombre del próximo en entrar.
Y luego volverá a mover aire
atravesando el lenguaje con su rabito
y esa extraña expresión
en su hocico oscilante
Y pensás;
Que tal vez sea el perro
Quien mejor pronuncie tu nombre,
O solamente lo pronuncie.
Y el aire no se queja de partirse
con el extraño movimiento
De su rabo
Y vos, con tu nombre a cuestas,
sin rabo.
Y el aire que te pesa como un muro
que no podés abrir
para escribir tu nombre,
O el nombre del que llegara después.
De que la ausencia de tu rabo
lo denuncie con extrema indeferencia
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